
Antes no se tomaba en consideración ni el contexto donde se realizaba la labor educativa, ni tampoco se tomaba en cuenta el proceso que vivían niños y niñas durante la adquisición de los aprendizajes. Se pensaba a la sociedad y al individuo por separado cuando en realidad la forma correcta de mirar las cosas es pensar que ambos, tanto el individuo como sociedad son un complemento donde no podría existir uno sin la presencia del otro. Ambos se interrelacionan para asumir un rol organizacional con el fin de llegar a un objetivo o meta en común. Podríamos decir que ambos se potencian y que juntos alcanzan un logro común.
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